Flora y fauna

Por su cercanía a la depresión del  Ebro y las escasas lluvias, el tipo de paisaje es xerófilo, debido a la aridez y a la dureza climática. El encinar carrascal original ha sido sustituido por campos de cultivo, y en el terreno no trabajado por tomillares y espartales. El pino carrasco es el árbol mas abundante. Esta especie, resistente a las condiciones adversas, forma bosquetes de repoblación. El río crea un oasis que contrasta con la dureza que aguantan las especies vegetales que pueblan el Barranco de Peñalén. Junto a la línea azul del Arga, los verdes intensos de las choperas dan un toque de hermoso color al paisaje. Los sotos son hábitat de numerosas especies de aves. Entre ellas destaca la garza real. No es difícil verla reposar en las orillas del Arga. En los yesos y arcillas del barranco podemos ver el rápido vuelo de los vencejos que contrasta con el de los milanos o con el de la majestuosa águila planeando sobre nuestras cabezas. Las cigüeñas son también fáciles de ver, si bien prefieren los campanarios de las poblaciones cercanas para anidar. De vuelta al suelo quizá “levantemos” alguna perdiz o espantemos algún conejo o liebre. Los reptiles también son abundantes en la zona. Y si tenemos suerte, sobretodo al atardecer, se puede cruzar ante nosotros algún zorro. Todos son habitantes del barranco, y para que se dejen ver el caminante deberá aguzar los sentidos y no levantar la voz. Al fin y al cabo, esta es su casa y nosotros los invitados.