CUANDO LA EROSIÓN SE CONVIERTE EN ARTE

Arcillas y yesos, esculpidos por la milenaria erosión, han labrado este paraje singular. La lluvia, la erosión fluvial y el viento han sido las herramientas que la Naturaleza, convertida en gran escultor, ha utilizado para crear este barranco. Una amalgama de ocres se funde con el verde de la vegetación de las laderas. Y desde lo mas alto el paisaje se extiende amplio ante nuestros ojos, reproduciéndose el ocre y verde en los campos y sotos de esta parte de La Ribera. Un gran mirador desde donde se llegan a ver terrenos de las Bardenas Reales, pueblos como Villafranca o Marcilla y, en días de buena visibilidad, las cimas nevadas del Pirineo.